Thursday, November 16, 2006

Los Muertos del Ejército


A raíz de la última tragedia de nuestro “Glorioso ejército chileno” es que me he dado cuenta que, estos personajes adictos a los disfraces con estrellas y a los juegos de guerra, (ya que la mayoría no ha estado nunca en un enfrentamiento bélico verdadero, cuando más en ejercicios conjuntos y esas estupideces) tienen la extraña manía de otorgarse títulos, jerarquías que los acompañan incluso después de la muerte.

Al momento de morir, ahora, en tiempos de paz como le dicen, cada uno de los “valientes hombres” que nos defienden, de los terribles enemigos extranjeros, peruanos y bolivianos sobre todo, son nada más y nada menos que “mártires de la institución” como sutilmente los nombras los farandulizados informativos nacionales.

Así cada muerto producto no de la hostilidad enemiga, sino más bien de la imbecilidad amiga, es un mártir; ahora son diecinueve soldados-músicos que iban rumbo a la localidad de Cañete a una presentación; antes fueron 45 soldados que fueron mandados a marchar en medio del viento blanco, para demostrar los disciplinado y capaces que son los soldados chilenos. Así muchos más que en este momento no recuerdo, todos ellos son mártires para los medios, las fuerzas armadas y la opinión pública…
Pero, ¿Mártir no era aquél que muere en defensa de sus creencias, por su fe? En la gran mayoría de los casos asesinados por los detractores de dicha fe.

Tratemos de aclarar los conceptos: para la R.A.E.
Mártir. Dícese de la persona que muere o padece mucho en defensa de sus creencias.
Una segunda acepción nos habla del sentido cristiano de la palabra. Mártir en este sentido es aquella persona que padece muerte por amor de Jesucristo y en defensa de la religión cristiana. (Recordemos que Esteban fue el primer mártir del cristianismo, el más importante de los siete diáconos nombrados por San Lucas)

Por otro lado si nos vamos a la etimología de la palabra Mártir proviene (del
griego martyros, "testigo") es, en general, la persona muerta en la defensa de alguna causa con lo que da "testimonio" de su fe en ella, pasando posteriormente al latín eclesiástico Martys


Entonces, y teniendo en cuenta todos estos antecedentes, ¿en cuál de las definiciones podemos encasillar a “nuestros caídos” a nuestros mártires criollos? No fueron muertos por el enemigo, no estaban defendiendo el sacrosanto nombre del cristo, ni nada que remotamente se le parezca. Tampoco defendían el país, que es la forma mediante la cual justifican sus acciones y más aún, su existencia.
Pregunto nuevamente ¿Por qué mártires? Por qué no, fallecidos en accidente de tránsito, como en el caso de Cañete, o caídos producto de la imbecilidad de un coronel con aires de Rambo en Antuco, cuya estupidez disfrazada de disciplina causó la muerte a 45 personas . O mejor, simplemente muertos, así sin más, ¿será acaso que el hecho de llevar uniforme los convierte en personas especiales, una raza de elegidos?

Pero que más da, si quieren morir con honores, pompa, nombres rimbombantes y sonoros, tales como, héroe, mártir, abnegado, sacrificado etc. Adelante, ya bastante frustrante debe ser, estar preparándose toda la vida para una guerra que nunca llega. Triste debe ser que la única “acción” que tienen es durante los ejercicios conjuntos y los juegos de guerra, cuyo premio al ganarlos, es una medalla o una estrella, que como niños presumen a sus amiguitos los días de fiesta.